jueves, 30 de julio de 2009

En aquella parada

En aquella parada, hay un hombre esperando.
Algún día pasaras de nuevo,
Y conoceré tu silencio si apagas motores,
Y conoceré tu música, si llegas a toda máquina.
Pasaras un día por este punto
Porque andar hacia delante, es volver al pasado.

No puede haber sido en vano tanto viaje,
Como no va a ser en vano tanta espera,
Tanto frio, tanta ausencia, tanta soledad
En esta parada, donde habrá un hombre esperando.

A esta hora

A esta hora en que nacen las trampas
Después de tantos juegos perdidos,
En que capto la seña de tus manos,
El aviso de tus ojos, la impaciencia de tus labios
Para que muestre mis cartas.

A esta hora del juego, las tiro sobre la mesa
No hay pareja que nos gane mujer,
Escalera de corazón, recoge los besos,
Vuelve a empezar la partida.

El hombre del piano

Algo entristece al hombre del piano
En cada nota regala una sonrisa,
Pero una sonrisa, no es una prueba de alegría
Lo delatan sus manos
Las manos nunca engañan
Las manos son la cara de un hombre
Termina de ejecutar el blues
Alguien aplaude
Puede que sea yo quien lo haga
Un trago moja su garganta
Como si hubiera cantado por siglos
Nadie nota que se marcha
Camina solo el hombre del piano
Demasiado grande su cama
Fin del concierto, nadie para abrazar
El hombre del piano duerme
En el silencio, sus manos lloran.

Si me pierdo

Si me pierdo en la selva,
Te escribo un poema
Un poema brújula, un poema mapa
Un poema simple que muestre tus manos.
Si naufrago algún día
Te escribo un poema,
Un poema mío que sea un retrato.
Si me faltas mañana
Te escribo un poema
Un poema errante, un poema ausente
Un poema triste y desesperado.
Si me pierdo un día
Te escribo un poema
Te evoco con letras y me pierdo en tu cuerpo,
Y naufrago en tu cuerpo
Y me salvo.

Nuevo Ulises

No me esperes despierta mujer.
Puede que este viaje dure siglos,
días, horas, quizá unos minutos
que serán toda una vida.
No prepares la mesa para dos,
ni coloques mi almohada en la cama.
Llena mi espacio como puedas
cuando acopies fuerzas.
No padezcas, duerme bien,
no tendré que enfrentarme
a ciclopes ni a cantos de sirena.
Solo he inventado mi Troya,
mi propia Troya, mi otra vida.
No tejas tapiz alguno,
deja secar nuestro árbol,
no llores en las playas,
vive feliz en Ítaca.
Puede que este viaje dure siglos.
No me esperes despierta mujer,
esta vez, no me esperes.

Subasta

Quien da más! Quien da más!
Quien da más por unos versos!
Quien da más por un poema!
El poema de un poeta desconocido!
El poema que a nadie interesa!
Después venderemos sueños.
Quien da más por estas letras,
Cuando se mueren las letras!
Quien da más por sus canciones!
Quien da más por sus vivencias!
Vendidos a la señorita
por su risa, por sus besos, por sus noches!
Vendidos a la una, a las dos, a las tres!