jueves, 18 de enero de 2018

Tú, paz mía...

Tú, paz mía...
Aceite sobre mi mar en remolino,
gusto, sal de mi vida.

Tú, espejo milagroso
que no reflejas mis tinieblas
y reflejas la luz que ya no es mía...

Tú, jazmín dormido...
Estrella descolgada
para mi cielo tan vacío...

DML

lunes, 8 de enero de 2018

Romance de la niña mala

Por supuesto que faltaba este clásico, este tesoro que leímos los niños cubanos en el libro de lecturas de la escuela primaria. Por aquellos días de mi infancia lo leí tantas veces que lo aprendí de memoria. Este es uno de mis poemas favoritos de todos los tiempos, es una verdadera joya, precioso... lleno de sentimiento, me deja siempre con el corazón en la mano y pensando en Dolores, la Dorita de mi aula de 5to grado.
Se lo dedico a su inocente alma donde quiera que esté.



Un vecino del ingenio
dice que Dorita es mala.
Para probarlo, me cuenta
que es arisca y mal criada,
y que cien veces al día
todo el batey la regaña.

Que a la hija de un colono
le dio ayer una pedrada,
y que a la del mayoral
le puso roja la cara,
quién sabe con qué razones
por nosotros ignoradas.

Que si la visten de limpio,
al poco rato su bata
está rota o está sucia,
que anda siempre despeinada,
que no estudia la lección
y nunca sabe la tabla,
que el sábado y el domingo
se pierde en las guardarrayas,
persiguiendo tomeguines
y recogiendo guayabas.

Y yo pregunto, vecino,
vecino de mala entraña,
¿quién puede decir que sea
por eso mi niña mala?

Si hubieras visto lo íntimo
de su vida y de su alma,
como lo ha visto el maestro,
¡qué diferente pensaras!

Verdad que siempre está ausente,
pero si viene, no falta
entre sus manitas breves
un ramo de rosas blancas
para poner al Martí
que tengo en mitad del aula.

Con quien no tenga merienda,
parte a gusto su naranja;
si cantamos al salir,
se oye su voz la más alta,
su voz, que es limpia y alegre,
como arpegio de guitarra.

Y cuando explico aritmética
le resulta tan abstracta,
que de flores y banderas
me llena toda la página.

Y prefiere en el recreo,
cuando juegan a las casas,
jugar con Luisa: la única
niña negra de mi aula.
A veces le llama “Luisa”,
a veces le dice: “¡hermana!”.

Y cuentan los que lo saben,
que en aquella tarde amarga
en que no vino el maestro
era la que más lloraba.

Cuando se premie el cariño
y lo rebelde del alma,
cuando se entienda la risa
y se le cante a la gracia,
cuando la justicia rompa
entre mi pueblo su marcha,
y el tierno botón de un niño
sea una flor en la esperanza,
habrá que poner al pecho
de mi niña una medalla,

aunque el batey malicioso
me le dé tan mala fama,
y tú, mi pobre vecino,
¡no entiendas una palabra
!


(musicalizado por Pedro Luis Ferrer)

miércoles, 3 de enero de 2018

Feliz Año 2018!

A propósito del mar, donde despedí el 2017 y recibí el año 2018 leyendo a mi favorita de todos los tiempos...

“Cuando vayamos al mar
yo te diré mi secreto:
Me envuelve, pero no es ola...
Me amarga..., pero no es sal...” 
                                             Dulce María Loynaz