jueves, 11 de junio de 2015

Los días de una casa

Buscando no sé qué, que ya olvidé, encontré en el necessaire de mis recuerdos, un flyer del Centro Cultural Dulce María Loynaz. Promoviendo el espacio bohemio que tenía (o tiene) lugar en el centro, y que lleva por título: "Los días de una casa", con un fragmento de uno de sus poemas.

...y mañana, cuando les falte el canto de la alondra o el perfume de la rosa, se acordarán de que hubo una flor y que hubo un pájaro. Y pensarán acaso que era bueno tenerlos...
Dulce María Loynaz.

El título me trae a la mente el nombre de uno de sus poemas más conocidos "Últimos días de una casa", triste, bello, dulce, paciente y doloroso... Al leerlo la imagino en sus últimos días, recordando tal vez el esplendor de los días pasados que ya no volverán, que tan lejos están... Me la imagino, como a Bárbara, en el jardín de su casa. 
Este es un pequeño fragmento del poema, se los recomiendo, sin dudas les gustará como a mí, con suerte no los hará llorar, pero sí reflexionar. Este poema es un monumento a los sentimientos humanos, a los recuerdos, al pasado encumbrado y feliz, es la simpatía de esta mujer, que encarnada de ternura puede ponerse en la piel de una casa.


Cuando me hicieron, yo veía el mar.
Lo veía naturalmente,
cerca de mí, como un amigo;
y nos saludábamos todas
las mañanas de Dios al salir juntos
de la noche, que entonces
era la única que conseguía
poner entre él y yo su cuerpo alígero,
palpitante de lunas y rocíos.

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