viernes, 10 de agosto de 2018

El sonido de las sirenas

18 de Mayo de 2018

A raíz de la caída del avión de Cubana de Aviación, me encontré en un mar de nervios, pensando lo peor y me encontré también con esto que escribí hace unos años cuando estaba recién emigrada, y sentí resurgir ese sentimiento, ese miedo perenne que tenemos de perder a un ser querido.
Mis sentimientos acompañan a todos los que perdieron a alguien en este terrible accidente.

El sonido de las sirenas de los carros de bomberos o de las ambulancias siempre me ha asustado, me sobresalto cada vez que lo escucho porque entiendo que algo malo ha pasado, que ha ocurrido un accidente terrible y que en ese momento hay alguien en peligro, alguien puede estar entre la vida y la muerte.
Antes, cuando estaba en Cuba, me asustaba mucho y además de sentir pena por los accidentados, sentía el gran temor de que fuera alguien de mi familia, algún amigo o conocido mío, entonces miraba al cielo azul y le pedía a Dios egoístamente que fuera un extraño, un desconocido, que no fuera nadie cercano a mis sentimientos, que pudiera afectar mi estado de ánimo; aunque reconozco que ese sonido siempre me afectaba y me atormentaba de alguna manera, pues siempre que lo oigo siento pena, lástima y agradezco al cielo de no ser yo, de que no sean mi familia o amigos los que corren peligro.
Ahora vivo a media cuadra de una estación de bomberos de Toronto y oigo las sirenas más de 10 veces al día todos los días, y cada vez, cada una de las veces que las oigo pienso en mi tierra, pienso en el miedo que sentía cuando las oía allá y recuerdo el pasado. Ahora no siento tanto ese miedo, pues no tengo a nadie cercano aquí, solo temo por Osky, pero yo sé que el estará bien y que Dios nunca va a permitir que se aparte de mí nunca jamás, aunque sí la pena persiste por ese desconocido.
Ahora no temo que ese sonido pueda significar el anuncio del peligro o de una desgracia familiar, ahora solo pienso que si en verdad ocurriera, (Dios no lo quiera) no voy a enterarme, no lo voy a saber a tiempo, no lo voy a sentir, ahora este sonido de sirenas no puede avisarme, no dispara la alerta de mis sentidos, y solo pienso que la sirena maldita estará sonando en otro hemisferio lejos del alcance de mi oído, lejos, muy lejos de mí y no voy a poder percibirlo. No quisiera por nada del mundo que algo malo pasara, pero menos aun quisiera estar disfrutando, o riendo, o comiendo, o en el cine, o siendo feliz cuando la desgracia cae sobre un ser querido al otro lado del mundo.
11 de mayo de 2012, 10:35 am.

No hay comentarios:

Publicar un comentario