Me fui a la cama un poco triste y desilusionada, y hoy por la mañana me vino de golpe, el poema ideal. No está en los poemarios que poseo, pero lo leí por ahí hace algunos años, ella lo escribió cuando falleció su abuela materna y creo que es el perfecto para la ocasión.
Aquí les va, espero les guste.
Elegía por Mercedes
Se llamaba Mercedes, Y era buena.
Dicen que todo el mundo la quería.
Con su sonrisa ajena
una estatua de niebla parecía.
Se llamaba Mercedes. Y no existe
sin su sol capullo de alegría.
Señor, claro es triste
este tanto quererla todavía....
Pero nunca sabré dejarla sola:
aquí bajo la luz sigo con ella,
me saluda la piel en cada ola
y se asoma a mirarme en toda estrella...
Hasta el llanto que baja a mis rodillas
es casi necesario...
Tú sabes: he crecido en sus rodillas,
y tambien me enseño el abecedario...
Lo que duele quizá en esta aurora,
lo que sangra mi voz, lo que me aterra,
es esto de sentir que a cada hora
se está volviendo un poco más de tierra.
La recuerdo dormida en su sillón
el último verano;
todavía tenía corazón
a veces suspiraba con la mano...
Su mirada venía desde el mar,
y no sé, a cada rato,
miraba como mira el azahar:
con un poco de miedo y recato...
Se llamaba Mercedes, Y era pura
como el blanco cansado de su pelo.
Andará por Allá con su dulzura,
saliéndose del cielo...
Aquí está su reloj, está su armario,
su vestido de lana para el frío;
aquí sobra un dedal, sobra un rosario.
Señor, el tercer cuarto está vacío.
Carilda Oliver Labra, 1945
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