miércoles, 27 de febrero de 2008

Para Yuki

Para mi princesa enana hago esta fiesta, para quien fue pequeña antaño y que ya no lo es más a pesar suyo, muy a pesar mío y creo que también a pesar de casi todos.
Para esa especial persona que estuvo siempre a mi lado en los buenos momentos y en los malos también, a veces por obligación, pero estuvo.
Estuvo ahí, llorando a mi lado cuando nos castigaban. Lloró una y cada una de las veces que yo recibí un regaño fuerte o un castigo severo.
Estuvo en mis juegos, incluso cuando no había nadie más, estaba ella, casi siempre dispuesta, y las veces que no lo estuvo, yo hice que estuviera. Solo bastaba un gesto tierno de mi rostro o unas tiernas palabras para convencerla.
Escondiendo siempre su lado débil, porque lo tiene y bien desarrollado, aunque no lo parezca, porque bien que se empeña en ocultarlo. Pero conmigo a veces no le funciona, pues aunque se ha ido endureciendo con el paso del tiempo, aun sigue siendo en el interior de sí misma, mi encantadora y pequeñita princesa, la niña dulce y tierna con que ha pasado la vida a mi lado; aunque sea muy en su interior.
Me cuesta reconocer que sea arisca y malcriada, y que mil veces al día todo el mundo la regaña, y que es contestona y salvaje, impenetrable y obstinada, y que se viste tan feo y que es tacaña y pesada, y que no escucha consejo y hace siempre su gana; pero suele ser muy triste a veces, introvertida y solitaria, como si le pesara. Dios sabe con qué razones por todo el mundo ignoradas!
Y me pregunto a mí misma, con la mejor de mis ganas, cómo podría yo hacer para alegrar a mi hermana?
Yo que he visto lo íntimo de su vida y de su alma, me duele verla sufrir y me enfurecen sus ansias. Ansias, estériles de mañana.
Verdad que a veces se pasa un poco con su obstinada cadencia de mala gana, pero no le gusta hacerlo, aunque en eso esté empeñada.
Y cuento, porque lo sé, que en aquella tarde amarga del deceso desgraciado, en desenfrenados gritos se lanzó del techo de casa.
Maldigo a los que la ofendan, desprecio a quien no le agrada y no le permito a ninguno decir que mi niña es mala!
Para sacerle un suspiro, para robarle una lágrima, hago esta fiesta.
Otra fiesta yo a su lado, y a mi lado ella.
Que venga por esta senda para su fiesta. Déjeme que mi alegría, a ella le ofrezca,
...porque para mi princesa se hace esta fiesta, su vigésima fiesta!!!!

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