con su arrastre de metales,
hacen la ronda de espadas
doce mil palmeras reales.
Se desparraman en grupos
como estrellas o animales;
y de nuevo se rehace
la ronda de palmas reales.
Entre cafés y algodones,
y entre cañaverales,
avanza abriéndose paso
la ronda de palmas reales.
Saltan con una pernada
maniguas y platanales
y de noche van sonámbulas
andando, las palmas reales...
Cuando, de loca frenética,
suelta las cofias y chales,
se da a bailar con nosotros
la ronda de palmas reales...
Pero ahora, de ligeras,
no llevan cuerpos mortales,
y se pierde rumbo al cielo,
la ronda de palmas reales.
Gabriela Mistral
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